Hemos dicho que Gustavo Pons Muzzo comprometió toda su vida a la tarea educativa y a su prolífica producción bibliográfica. Haremos ahora referencia a lo segundo.

Dos momentos influyeron decididamente en su vasta producción bibliográfica y en su vocación por la historia y en su amor al Perú: sus raíces tacneñas que siempre fueron parte importantísima de su razón de ser, y la influencia de Basadre, “Mi maestro, paisano y amigo” como nuestro padre siempre lo llamaba. Sobre lo primero, él ha contado varias cosas interesantes, por ejemplo, en su libro “Del Tratado de Ancón a la Convención de Lima”. Aquí, ahora, sólo diremos que, hasta el último momento de su vida, Gustavo Pons Muzzo tuvo a Tacna en su corazón (por cierto, el escudo de su “Heroica Ciudad” lo tenía siempre en su escritorio, y allí permanecerá…)

Sobre lo segundo ya hemos señalado lo que Basadre escribió en 1939 en la Nota Preliminar a su Historia de la República cuando GPM se iniciaba en los avatares históricos. Hoy, también recordaremos que cuando la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa hizo a don Jorge, “Doctor Honoris Causa” de esa casa de estudios, la ceremonia debió de realizarse en Lima debido a lo precario de la salud del ilustre historiador. En esa ocasión Basadre hizo referencia a algunas personas (entre las que se encontraba el rector de la UNMSM, Dr. Gastón Pons Muzzo) y en esa sentida ocasión, 12 de junio de 1980, dijo estas palabras mirando a su amigo y paisano: “… al Dr. Gustavo Pons Muzzo, colega y amigo a quien tanto tengo que agradecer”. Basadre fallecería pocos días después, el 29 de junio de ese año de 1980.

Visita del Cardenal Juan Landázuri Ricketts al Colegio San Julián. A su lado el Doctor Pons Muzzo.

Su principal aporte recae en el aspecto bibliográfico, con una prolífica producción autoral que va desde sus reconocidos textos escolares para la educación secundaria a importantes libros y tratados, así como más de un centenar de artículos y ponencias acerca de nuestro devenir sociohistórico, principalmente desde la instauración de la República en el Perú.

4.1 De sus textos escolares

Gracias a sus textos escolares, que niños y adolescentes de varias generaciones hemos leído en el colegio, y a su enorme producción bibliográfica, conocimos no solo la historia nacional sino, sobre todo, dimos forma genuina a nuestros sentimientos nacionales, a nuestra nacionalidad, y aprendimos a reconocer nuestro mestizaje y nuestra peruanidad. Ya decía hace casi sesenta años: “…la alta cultura peruana tiene condiciones propias para considerarse con toda justicia que es autóctona, creación mayoritaria del esfuerzo del pueblo peruano andino”.

Para él, el Perú, y así lo muestra en sus textos, es un país mestizo producto del aporte andino y del español. Estas frases han calado hondo cuando por fin nos recocemos como un país multicultural y mestizo donde los aportes más importantes, son pues, el andino y el español. Y, también para él el Perú sí era una nación, claro, con matices culturales como él mismo lo decía. A través de sus textos nos presentaba una visión destinada a la creación de una conciencia nacional.

Su obra presenta una fructífera labor educativa en aras del sentimiento vital de pertenencia al Perú desde el estudio de su historia, marcando a las nuevas generaciones con la capacidad para ampliar y consolidar sus propias creaciones culturales generadas desde su común experiencia histórica. Historiador por vocación, pero que dedicó gran parte de su tarea profesional y de investigación a la elaboración de textos escolares de Historia del Perú, se preocupaba porque sus alumnos supieran interpretar los procesos históricos que ha vivido nuestro país; ya sea en la Universidad de San Marcos, en la Universidad Católica o en los diferentes colegios en los que enseñó, como el Ricardo Bentín (del cual fue fundador y primer Director), Alfonso Ugarte, el Leoncio Prado o el suyo, el San Julián. Se ha dicho que, como docente universitario, trabajó mucho en la formación del profesor y se dedicó a instruir sobre la existencia de una nación peruana.

Gustavo Pons Muzzo ha contado que publicó su primer texto escolar en 1946 “a sugerencia del Dr. Jorge Basadre, libro que se tituló “Historia de la Cultura Peruana” para Quinto Año de Secundaria, curso que por primera vez se había implantado en aquel año de estudios: el curso de Historia de la Cultura y yo había seguido estos estudios con el Dr. Basadre en la Universidad. Él había hecho el programa, y entonces me alentó a que yo escribiera el libro. Lo publiqué en 3 folletos en el año 46, y ese fue mi primer libro. Después he publi­cado numerosas ediciones de texto y varios otros libros como «Fronteras del Perú».

Fue vencedor del concurso promovido por el Ministerio de Educación Pública (Decreto Supremo de 5 de noviembre de 1948), para la preparación del texto oficial de Historia del Perú destinado a nuestras escuelas. Dicho premio fue dictaminado en 1949 conformando el jurado prestigiosos y probos intelectuales. Y, desde ese año de 1949 Gustavo Pons Muzzo fue autor de acreditados textos para la enseñanza del curso de «Historia del Perú» para los cinco años de edu­cación secundaria, leídos y utilizados en todos los colegios de la Re­pública.

En definitiva, uno de sus aportes más destacados fue, pues, la preocupación que tuvo en preparar textos escolares de secundaria con mucho trabajo científico de fuentes y, a la vez sencillo, para que la historia del Perú se convierta en lectura de interés para los jóvenes. Esos libros fueron cruciales para la formación de varias generaciones de peruanos.

No olvidemos que también se preocupó por escribir textos para niños. Allí están sus dos tomos de su “Historia Gráfica del Perú” y, la “Enciclopedia de Historia del Perú para Niños” escrito este último conjuntamente con su hija María Elsa.

Su amor por la enseñanza se proyectó en un afán por divulgar la historia del Perú. Como se decía en los considerandos del Premio por sus Textos Escolares que le otorgó el Instituto del Ciudadano en 1995, “Gustavo Pons Muzzo asumió el reto de redefinir la idea del Perú que los textos escolares anteriores venían difundiendo. Desde fines de la década del 40 hasta el final de los 60 se opuso enérgicamente a una visión de la Historia del Perú basada en teorías racistas y el desprecio por lo indígena. Defendiendo la reivindicación e identificación con nuestro pasado andino y valorando en su justa medida el aporte español, postuló desde sus textos la idea de «peruanidad» como algo distinto de ambos y con gran novedad para la época, precisó un concepto de nación peruana como resultado de un proceso de transculturación, defendiendo la idea de una nación mestiza con características propias”.

Para nuestro padre un texto en el que aprendemos Historia del Perú es mucho más que un mero aprendizaje de contenidos. A través de él se gesta la idea del Perú que tendrán los futuros ciudadanos del país, posibilitando así la visión de un destino común con la participación de todos. El alumno era para él un elemento activo y participativo del aprendizaje y del análisis y así lo decía desde los primeros tiempos de su tarea pedagógica y producción bibliográfica. Basta con leer a sus “A ALUMNOS Y MAESTROS” en las primeras páginas de sus textos escolares. “Por eso se incluye al final de cada capítulo varios instrumentos de trabajo para que el alumno utilice el texto en forma práctica y pueda contribuir así a su formación personal. Se incluye también algunos instrumentos de trabajo para el desarrollo en su cuaderno; trabajos prácticos y un ejercicio de comprobación” y terminaba diciendo que “Finalmente, no me queda sino agradecer, una vez más, la gran acogida que los maestros y los alumnos del Perú proporcionan a mis textos”.

La elaboración de textos escolares tiene el mérito de mostrarnos en él los valores cívicos que éste conserva. Mucha gente recuerda, extraña y busca sus textos.

Los jóvenes peruanos, de varias generaciones y de algunas más recientes, estudiamos la historia del Perú en sus libros de texto. Apreciábamos no solamente la manera didáctica, ágil, de presentar las etapas y los episodios de nuestro pasado, sino que también nos entreteníamos viendo las ilustraciones, fue autor de los textos escolares más utilizados a lo largo de las últimas décadas. Eran, la mayoría, reproducciones y fotografías de obras de artistas, de pintores; retratos de virreyes y de presidentes de la época republicana junto a vistas de los monumentos históricos y de hechos importantes del país, se ha dicho. Muchas de esas fotografías él mismo las tomaba en sus recorridos por el Perú junto a nuestra madre y nosotros. Esos viajes que hacíamos en auto eran realmente espectaculares porque teníamos “nuestro propio guía” y fueron realmente formadores de nuestra conciencia patriótica. Con sinceridad debemos decir que aún, hoy, los recordamos con gratitud y mucho amor a nuestros padres. Además, recorriendo todo el Perú observábamos su realidad.

Debo decir con legítimo orgullo que pude colaborar con él en su texto del primer grado de secundaria, “Historia del Perú en el proceso americano y mundial” en el capítulo VI referente a Las Altas Culturas del Viejo Mundo y que ello fue una experiencia muy grata y aleccionadora.

Así, nuestro padre quiso llegar con toda diligencia y dedicación casi heroica al mundo de los escolares. Se esmeró pues porque los alumnos contaran con una valiosa ayuda visual, cuales son las ilustraciones y dibujos que encargó al señor Jorge Gálvez y los cuadros, cuyas fotografías estaban en sus textos, a la gran pintora nacional Doña Etna Velarde. Y sobre los cuadros históricos que mando pintar había contado en 1983 “Estas pinturas que poseo en número de diez, las pintó Etna Velarde, que es una pintora retratista, pero yo la inicié en estos cuadros de escenas, porque quería tener una colección de cuadros de los principales hechos de armas de la Guerra del Pacífico, pues a mí me interesa mucho la Guerra del Pacífico y sobre todo las relaciones con Chile. Hace veinte años los mandé pintar…”.

Esos cuadros de los que nuestro padre hablaba en esta entrevista fueron donados por él en el año 2004 uno, el de “La Proclamación de la Independencia” a la Entidad Cívico Patriótica “Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de Mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria” y de la cual recibió de su presidente en ese entonces el contralmirante don Fernando Grau Umlauff el agradecimiento respectivo. En esa oportunidad nuestro padre dijo que “Allí, en el Colegio “San Julián”, formé un Museo Familiar como parte de mi aporte a la Cultura Nacional dirigida a través de mi obra educativa, y para que los alumnos despertaran y acrecentaran su conciencia nacional y amor por el Perú.” Y que por diversas razones “he decidido cederlo a la BSFI, porque es una institución de prestigio y gran actividad y a la que he concurrido muchas veces en actos oficiales y académicos. Estoy convencido que allí, seguirá cumpliendo los fines para los cuales fue pintado bajo mi orientación histórica” y que “No me queda sino expresarle mi gran satisfacción, en ceder en propiedad, este importante cuadro histórico a la BSFI y para que contribuya como medio de difusión a la historia nacional.”

Otros seis (6), pintados también por Doña Etna Velarde y bajo su dirección histórica con motivo de conmemorarse en 1879 el CENTENARIO DE LA GUERRA CON CHILE fueron donados ese mismo año de 2004 al Museo de la Nación, cada cuadro mide 3×2 metros, a saber:

  • La Batalla de Arica (7 de junio de 1880).
  • La Batalla de San Juan y Chorrillos (13 de enero de 1881).
  • La Batalla de Huamachuco (10 de julio de 1883).
  • Cáceres en la Batalla de Tarapacá (27 de noviembre de 1879).
  • La Batalla de San Francisco (19 de noviembre de 1879).
  • El Combate Naval de Iquique (21 de mayo de 1879).

Esos cuadros exhibidos en dicho museo, esperamos que muy pronto en conjunto, como era el deseo de nuestro padre, sean  exhibidos porque: “Por lo demás, como patriota y sanmartiniano es para mí una enorme satisfacción que estos cuadros que rememoran la Guerra con Chile, se exhiban en el Museo de la Nación, creado por el Generalísimo Don José de San Martín bajo el nombre de Museo Nacional por decreto, en donde se dijo que “los monumentos que quedan de la antigüedad del Perú, son una propiedad de la nación, porque pertenecen a la gloria que deriva de ellas…” y porque… Finalmente, no me queda sino expresarle mi gran satisfacción, en ceder en propiedad estos importantes cuadros históricos sobre la Guerra del Pacífico al Museo de la Nación y para que contribuyan como medio de difusión de la historia nacional.”

Es menester señalar nuestro agradecimiento a la Doctora Dña. Cecilia Bákula Budge, por su colaboración para que los principios de inspiración de nuestro padre, para donar estos cuadros se cumplan, tal cual fue su deseo.

Por otro lado, como hemos dicho, otro de los cuadros pintados por Etna Velarde titulado “San Martín” que es una copia de un cuadro pintado en Bruselas en 1827 lo llevó a nuestro hogar como testimonio inquebrantable de su gran espíritu sanmartiniano. Y como lo saben nuestros amigos, en nuestro espacio de estar, su sillón estaba ubicado frente a este gran óleo y el Gran Libertador de América y Generalísimo de las Armas seguramente le repetía su gran legado: “Serás lo que debas ser y sinó no serás nada”. 

También debemos señalar que en ese Museo Familiar que mi padre había formado en el Colegio San Julián tenía una gran colección de ceramios de diferentes culturas prehispánicas de los cuales también hizo donación a la Escuela de Hotelería y Turismo de la Universidad de San Martín de Porres. En esa oportunidad, abril de 2003, le había expresado al señor decano que “…deseamos hacer una donación a la Escuela en mención consistente en una colección de cerámica de diferentes culturas Pre incaicas, que forman parte del material didáctico del Colegio «San Julián» de Barranco, de propiedad del suscrito. Dicha colección consistente en cincuenta y cuatro (54), ceramios, los mismos que pensamos serán de mucha utilidad para las alumnas y alumnos ya que podrán observar y conocer directamente el fabuloso arte expresado por los antiguos peruanos, así como lo vienen haciendo con los que ya adornan los pasillos de dicha Escuela Profesional”.

Quisiera recordar también ahora lo que dijo, entre otras cosas, en “Dos palabras”, al presentar su Historia Gráfica del Perú (1990), libro que dedicó “A mis nietas: Carmencita Pons Muzzo Nalda y Sandrita Castañón Pons Muzzo, inspiradoras de esta obra”, porque le pedían “clases de historia” y se dio cuenta que no habían verdaderos textos  para la edad de ellas: “Este libro se escribe para los niños del Perú, como parte de nuestra misión, como maestro e historiador, de divulgar la historia nacional…Sé, como ha ocurrido con todas mis obras, que este libro servirá de modelo para muchos autores. Posiblemente salgan a circulación nuevas historias gráficas del Perú, como salieron a la venta nuevos compendios después que hace 12 años escribí mi Compendio de Historia del Perú. Esto me induce a pensar que tal vez he abierto brecha en el quehacer educativo. Así, mi misión como maestro e investigador de nuestra historia sigue cumpliéndose, bajo las enseñanzas de mi ilustre maestro, paisano y amigo, doctor Jorge Basadre”.

Enciclopedia de Historia del Perú para Niños. Su última obra, escrita con su hija María Elsa.

4.2 De sus otras investigaciones

Nuestro padre, publicó concienzudos trabajos de investigación histórica que han servido para acrecentar nuestra conciencia nacional y nuestra preocupación por el Perú, una preocupación peruana por el Perú. En varios de sus libros expuso claramente y dejó al descubierto las reales intenciones de nuestro vecino del sur, que sin duda afectaban, afectan, nuestra soberanía y la integridad territorial. Fueron temas tratados con voz clara y patriótica, se ha dicho. De hecho, estos estudios histórico jurídicos son gravitantes para el conocimiento de las dos fronteras más conflictivas, es decir, la de Chile y la de Ecuador. Estos textos lo convirtieron en el consultor histórico de todos aquellos que defendemos el derecho internacional del Perú.

De necesaria y obligada consulta sus obras continúan siendo leídas por profesionales, alumnos y ciudadanos interesados en ellas. (Ver, anexo N.º 1).

Permítanme decir orgullosamente que uno de los trabajos académicos que realizamos juntos, fue la Enciclopedia de Historia del Perú para Niños, que fue texto ganador de una licitación convocada por el Ministerio de Educación en el 2006 para ser distribuido gratuitamente por dicho Ministerio en las bibliotecas de los colegios nacionales. Fue este un trabajo absolutamente didáctico, muy bien pensado para que los niños aprendieran la historia de su Patria de manera clara, interesante y, repetimos, didáctica. En otras palabras, para que tengan el interés y el “gusto” por acceder y conocer propia historia. Este fue el último texto que Don Gustavo Pons Muzzo, escribió.

Por otro lado, el Ing. Manuel Augusto de Ingunza Simonetti ha señalado que “durante su primer periodo como presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú, se pu­blicó el No 24 (1974 – 1979) de la «Revista del Instituto Sanmartiniano del Perú» y que, en dicha revista, el Dr. Gustavo Pons Muzzo publicó también varios trabajos. (Ver Anexo N.º 2).

Dentro de su obra, cabe resaltar la oportuna presentación de dos libros suyos en defensa uno, de los derechos territoriales peruanos y del Protocolo de Río de Janeiro en los difíciles momentos del último conflicto con el Ecuador, “ESTUDIO HISTÓRICO SOBRE EL PROTOCOLO DE RÍO DE JANEIRO” (1994).  El otro, DEL TRATADO DE ANCÓN A LA CONVENCIÓN DE LIMA* (1999), y que dedicó “A la sagrada memoria de mis padres Don Bartolomé Pons Salleres y Doña Elsa Muzzo de Pons, quienes me educaron desde niño, en Tacna, en el amor a la Patria y estar siempre a su servicio”. Este, trata de una historia de la política chilena desde la firma del Tratado de Ancón a 1999, publicado en momentos difíciles para el Perú. Textos ambos de imprescindible consulta para defender los intereses del Perú y a los que se suma el importante trabajo de investigación histórico-jurídico “Las Fronteras del Perú” (1962) con un agregado singular de mapas. Sin lugar a duda, fue un historiador que trabajaba con las fuentes históricas probatorias en sus investigaciones. Quisiera tener presente que sus “Fronteras del Perú” fueron dedicadas “Al Señor Doctor Don VÍCTOR ANDRÉS BELAUNDE. Defensor ardoroso de la integridad territorial del Perú. Maestro Insigne de Peruanidad”.

Uno de sus últimos libros es “LA DECLARACIÓN Y LA PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA Y LOS SÍMBOLOS DE LA PATRIA”,  en donde señala que “cuando el pueblo peruano canta la demostrada históricamente estrofa apócrifa del “Largo tiempo…”, está  proclamando a viva voz que desciende de siervos y esclavos; que arrastró cadenas, que vivió humillado, que no tuvo el patriotismo necesario para luchar contra la dominación española…Es necesario, decía, que el pueblo peruano recapacite y tome conciencia del significado de lo que canta, es destructor de la nacionalidad… Y, además, si rendimos homenaje al autor de la letra de nuestro Himno, Don José de la Torre Ugarte quien está sepultado en el Panteón de los Próceres, debemos cantar pues, el Himno auténtico que él escribió.”

Esta obra complementa aquella magnífica otra, producto de más de 30 años de investigación sobre nuestro Himno Nacional titulada “La Ley No 1801 y la Letra Auténtica del Himno Nacional» (Lima, 1983), y que, también nuestros gobernantes, legisladores y dirigentes nacionales, sobretodo, deberían leer para respetar y perennizar moral y jurídicamente los sagrados hechos históricos de la independencia que fueron producto de ese momento histórico.

Una de sus grandes cruzadas fue pues la recuperación de la auténtica letra del Himno Nacional, demostrando la falsedad de la llamada “primera estrofa del Himno”. Durante más de cuarenta años fue el abanderado de esa lucha, hasta que en el 2005 el Tribunal Constitucional le dio la razón. Por esa persistencia, la estrofa apócrifa, ofensiva a los intereses nacionales y que lesiona la dignidad e historia de los peruanos fue relegada del primer párrafo al séptimo (a pesar de que no fue escrita por José de la Torre Ugarte).

En nuestra familia recordamos siempre que cuando en alguna ceremonia cívico-patriótica se cantaba esa infame estrofa nuestro padre no la entonaba y nos enseñó a no hacerlo y, cerraba la boca pues fundamentaba ese hecho con sus trabajos con base histórica y nos decía que la oficial es la de José de la Torre Ugarte, con música de José Bernardo Alcedo, que es la letra auténtica del Himno Nacional. También decía que el Perú es el único país en el mundo con dos himnos. Ojalá que ya no escuchemos más ese “Largo tiempo…que es, además, de por sí, depresivo y “cansador” como alguna vez alguien dijo.

Una obra importante, porque se publicó, en 1979, luego que el Gobierno Militar de Velasco, le quitara autonomía al curso de Historia del Perú, (como él mismo ha contado) amén de subjetivarlo, es el COMPENDIO DE HISTORIA DEL PERÚ, el cual “fue elaborado ante la necesidad imperiosa de que los estudiantes, profesores y peruanos en general, cuenten con una obra de fácil lectura y comprensión de nuestro pasado histórico. No es un texto escolar, pues no desarrolla un determinado programa de estudios, ni tampoco una obra erudita escrita en un lenguaje difícil. Es, didácticamente, un compendio que presenta los aspectos más relevantes de los períodos y épocas históricas del Perú. En sus páginas encontramos hechos protagonizados por los antiguos peruanos del Preincanato e Incanato, pasando por el período e influencia hispánica, hasta las acciones independentistas y de forjamiento de nuestra vida republicana”. Es, en resumen, como él mismo señalaba, una obra útil para alumnos y profesores, así como para todo aquel que pretenda tener una visión global y sencilla de nuestra Historia Patria.

Nuestro padre se convirtió en un historiador especialista en nuestras relaciones con Chile y en la Guerra del Pacífico como lo demuestran, entre otros, sus textos, “Las Fronteras del Perú” (en el capítulo referente a Chile), “Bolognesi y el Expansionismo Chileno”**, libro que dedicó “A TACNA MI HEROICA TIERRA”  y,  “Del Tratado de Ancón a la Convención de Lima” tan útil y necesario para nuestra diplomacia y en el cual puso toda su experiencia, su alma tacneña y preocupación por el futuro de nuestras relaciones con Chile. Sabemos ya de su participación en la Comisión Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores entre diciembre de 1975 a noviembre de 1976, comisión que dio una respuesta de lo más interesante a nuestro vecino del Sur. Su solo nombre era ya sinónimo de “historia” y su presencia significaba el tacneñismo afincado en Lima.

Por otro lado, debemos señalar con admiración que era un gran y brillante conferencista. Pronunció muchas, así como discursos de orden en sociedades históricas, culturales y cívicas. Esas conferencias y discursos están allí.  También son innumerables sus artículos de carácter histórico en revistas, diarios y periódicos. Ha sido entrevistado por los medios de comunicación del Perú (diarios, radio, televisión), sobretodo en los momentos de conflictos con Ecuador y Chile y en temas, repetimos, como el de la letra auténtica del Himno Nacional, cruzada en la que estuvo involucrado por más de 40 años, señalando, como repetía incansablemente hasta en su venerable ancianidad, que la desdichada estrofa del “Largo tiempo…”, es una estrofa apócrifa, anti histórica y que hace mucho daño a la verdad histórica del Perú por cuanto no fue escrita por el autor del Himno, don José De la Torre Ugarte.

4.3 De su vocación sanmartiniana a su preocupación por el tema de las Fronteras

Gustavo Pons Muzzo, empezó a amar el Perú desde el seno de su familia, allí en su Tacna cautiva por la ilegal e inaudita invasión chilena. Empezó a amar el Perú desde su “tacñenismo” de niño expulsado de su terruño junto a sus seres queridos, ha amado el Perú desde esas aulas escolares que enriquecían su inteligencia  y su corazón. Ha amado el Perú desde cuando por consejos de su hermano mayor, Julio Pons Muzzo decidió su vocación por la Historia.

Ha amado el Perú desde esos gloriosos claustros sanmarquinos junto a su Maestro tacneño Don Jorge Basadre, con quien se formó como historiador de la República, como él mismo siempre nos recordaba:”Si soy historiador (ya se había decidido por Historia antes que por Filosofía, como hemos dicho), tengo que ser sincero que se lo debo a Don Jorge Basadre, cuando en 1938 llegué al 4to. Año del Doctorado en la Facultad de Letras y tuve la suerte de ser alumno de este gran maestro, me quedé cautivado con sus enseñanzas y esas enseñanzas que no solo eran narrativas sino interpretativas de lo que era el Perú yo me quedé gratamente impresionado y esos principios que recibí de ese maestro, eso ha orientado mi vida. De don Jorge recibí inicialmente una gran distinción…en 1939 Don Jorge publicó la primera edición de la Historia del Perú, un solo tomo, yo había terminado el 38 el doctorado y el 39 estaba preparando mi tesis. Todas las mañanas iba a la universidad, a la biblioteca de San Marcos donde Don Jorge era el director y un día más o menos a mediados de 1939 me dijo que iba a salir un libro sobre la historia de la República, “pero tengo la bibliografía muy desparramada y no está en orden, Ud. quisiera ponerla en orden”, con mucho gusto, le dije. Entonces le puse en orden la bibliografía, la catalogué bien, cuál sería mi sorpresa cuando me entrega el libro (1939) y después de leer la Nota Preliminar de la primera edición de la Historia de la República donde al final Basadre escribió: “Un distinguido estudiante Don Gustavo Pons Muzzo ha colaborado eficientemente en la preparación de la bibliografía”, casi me caigo de espaldas y eso lo pueden Uds. constatar en cualquiera de las ediciones de Historia del Perú que se han editado, desde las primeras hasta las actuales que creo ya tiene 14 tomos, ese fue mi bautismo de historiador y allí seguí.  Después en varias oportunidades hemos estado con Don Jorge trabajando juntos defen­diendo los intereses nacionales”. Esto fue para él, su partida de nacimiento por los avatares históricos.

Y por supuesto a amado el Perú desde esas dos vertientes principales de su tarea historiográfica: de un lado a través de la gran obra del Libertador Generalísimo Don José de San Martín, el personaje histórico que mi padre más admiró por los valores morales, éticos y americanos del General y porque era un Sanmartiniano por convicción y del otro, su constante preocupación por el tema de nuestras fronteras,  especialmente la de Chile

Sobre lo primero, recordemos que fue varias veces Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú y por ello queremos resaltar que era ideológica y profesamente un gran sanmartiniano. Creía fervorosamente en los ideales del Libertador quien a pesar de haber sido un republicano por excelencia pensó que la mejor forma de gobierno para el Perú, en ese momento de la independencia, era la monarquía constitucional transitoria y como lo dijo muchas veces, el gran Libertador, tuvo razón.

Admiraba principalmente, a San Martín porque lo consideraba un respetuoso de ese venerable principio jurídico formador de las nacionalidades (junto al uti possidetis): el de la libre determinación de los pueblos o soberanía popular, y porque “en su breve gobierno protectoral de algo más de un año, el Libertador, sentó las bases del ordenamiento administrativo, social, jurídico, cultural, económico y militar que tuvo influencia ulterior en la vida nacional”.  

Fue tal la admiración por la vida y obra del Libertador que, como ha dicho el Ing. Don Manuel Ingunza, Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú, El Dr. Pons Muzzo, contribuyó como hemos podido apreciar, a que la institución alcanzase metas insospechadas con verdadera devoción, debido a que desarrolló profunda admiración por la vida y obra del Generalísimo, al extremo de haber hecho colocar un gran óleo del Libertador frente al lugar donde pasó reposando los últimos meses de su preciosa vida”.

Y, mi madre, hermanos y sobrinos recordamos con honda emoción filial y sanmartiniana que mi padre, pocos días antes de fallecer, nos pidió que lo lleváramos al Instituto Sanmartiniano del Perú, y mi hermana Aurea lo llevó, dirigiendo él mismo el trayecto y haciéndole estacionar el automóvil en la puerta del Instituto y allí, pensativo observaba el ingreso a este santuario histórico… el que, indudablemente debe recibir mayor apoyo del Estado y de las instituciones privadas.

En el Instituto Sanmartiniano del Perú junto al embajador de la Republica Argentina, Contralmirante Jorge Chevalier y el rector de la UNMSM, Doctor Gastón Pons Muzzo.

El Ing. Manuel de Ingunza en la conferencia ofrecida el jueves 6 de febrero último pasado en el MNAAHP iniciando los “Jueves culturales dedicadas a la trayectoria de Gustavo Pons Muzzo”, había dicho: “Tales gestos y evidencias, a lo largo de su honorable vida, constituyen motivo de orgullo tanto para nuestro Instituto en su conjunto, como para cada uno de sus componentes, y muy en especial para cuantos lo conocimos y tuvimos el privilegio de su apreciada amistad.  Una vez más, reconocemos su ejemplo, agradeciéndole todo lo que hizo por su Patria amada, por difundir la historia, por exaltar la figura del General San Martín y muy en particular, por más de cincuenta años de militancia distinguida en las filas sanmartinianas”.

Del otro, hemos dicho, su constante preocupación por el tema de nuestras fronteras, especialmente la de Chile: los antecedentes de la guerra, la guerra misma, Bolognesi y su obra por detener el expansionismo chileno, el cautiverio de su amada Tacna y de Arica. Y por supuesto el incumplimiento de Chile a los Tratados de Ancón y de Lima y la nonata Convención de Lima, hasta llegar a los “arreglos” de hace unos años. Allí están sus libros, tratados y la infinidad de discursos dados sobre estos temas.

No debemos dejar de mencionar que otra frontera que le preocupaba mucho era la del Ecuador. Nuestro padre había dicho que el Ecuador no era país amazónico, pero que el Perú sí lo había hecho país amazónico porque por el Protocolo de Río de Janeiro los ecuatorianos bajaban por sus ríos transversales al río Marañón y de allí en Nauta, estaban en el río Amazonas y así salían al Atlántico y aparecían en Brasil.

Estábamos recordando, una vez más, cómo amaba el Perú y su preocupación para que el curso de Historia del Perú (y de Geografía) recobrara su individualidad releyendo en uno de sus textos escolares una parte del discurso de incorporación al Instituto Histórico del Perú, hoy Academia Nacional de la Historia, que don Frederic Max Uhle había pronunciado y del cual nuestro padre nos recordaba siempre, intercambiando ideas con sus hijos, a saber: “A la Juventud del Perú y a todos los Peruanos. “Un pueblo que honra su pasado y lo estudia se honra a sí mismo. El honor que el Perú dispensara al estudio de su Historia traerá la elevación política del país y en el respeto que le inspiren los mudos testigos de su grandioso pasado, encontrara la fuente de su elevación espiritual, sin la cual todo progreso es imposible”.

COMISIONES

Desde diciembre de 1945 hasta noviembre de 1946, integró la Comisión Especial del Ministerio de Relaciones Exteriores que evaluó la propuesta del gobierno de Chile para dar a Bolivia salida al mar mediante un corredor al norte de Arica, en la frontera con el Perú.

Formó parte de la comisión especial para determinar la autenticidad de la letra del Himno Nacional del Perú (1982). Al respecto, sostuvo que la letra oficial es la de José de la Torre Ugarte.

También integró la comisión peruana para la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América (1992-1993).