Gustavo Pons Muzzo comprometió toda su vida a la tarea educativa y a su prolífica producción bibliográfica.
Con respecto a su tarea educativa ya hemos hablado de su participación en la educación pública. Menester es saber que nuestro padre ha contado que en 1954 un grupo de profesores que laboraba con él en la G.U.E. Ricardo Bentín, que él dirigía, decidió fundar un Colegio Particular. En efecto, el 30 de octubre de 1954, con el nombre de Escuela Primaria «Barranco» (“Barranco Primary School”) se crea legalmente dicha Escuela que había iniciado sus labores el 1″ de abril, en un pequeño local en la Av. Junín esquina Domeyer. Los cuatro amigos pensaron fundar un colegio en donde pudieran ejercer con algo más de libertad su profesión docente y escogieron Barranco, lugar de gran tradición cultural en la vida de la República. Estos profesores fueron, cuenta, Pedro Grados Bruno, Juan Ferreyra Huerta, Alejandro Hernández Robledo y Gustavo Pons Muzzo.
“Nuestro Colegio se inició, cuenta, como Escuela Primaria, el 1º de abril de 1954, en un pequeño local en la Av. Junín esquina Domeyer; y el 30 de octubre de ese año, el Ministerio de Educación le concedió su autorización oficial por Resolución Ministerial No. 10295. Nos iniciamos como Escuela Primaria para formar nuestro propio alumnado. Fueron dos años de intenso y desinteresado trabajo, en que los gastos de funcionamiento eran mayores que los ingresos, pero persistíamos en nuestro propósito. En 1956 se presentó el dilema de cerrar la Escuela o buscar un local más adecuado para pedir su conversión en Colegio, pues los alumnos que terminaban el quinto año de primaria necesitaban la seguridad de poder continuar sus estudios.”
Decía nuestro padre que con gran suerte encontraron una señorial casa en la Av. Sáenz Peña que había sido residencia de la familia Silva-Izaga de gran tradición barranquina y de sus herederos los señores Dr. Jaime e Ing. Miguel Maúrtua Castañeda, dos caballeros a carta cabal y de gran emoción social quienes les dieron todas las facilidades posibles, de lo que siempre quedaron profundamente agradecidos. El nombre de la avenida llevaba el nombre del gran voluntario argentino, Roque Sáenz Peña, que al declararnos Chile la guerra en 1879, ofreció su vida para defender al Perú agredido. Don Roque Sáenz Peña era entonces un joven y destacado miembro del ambiente político y social de Buenos Aires. Combatió valientemente en la batalla de San Francisco, fue vencedor en Tarapacá y peleó en Arica hasta quemar el último cartucho. En Arica fue herido y tomado prisionero por los chilenos. Libertado poco después, continuó en su patria su brillante carrera política, llegando a ocupar en 1910, por elección popular, la Presidencia de la República Argentina.
De los cuatro profesores fundadores sólo dos asumieron la responsabilidad del traslado al nuevo local, el doctor Pons Muzzo y el profesor Alejandro Hernández Robledo. Ese año de 1956 la Escuela Primaria Barranco cambió su nombre por el de Colegio San Julián, en homenaje y recuerdo al hermano mayor de nuestro padre, que ha sido el inspirador del San Julián. “Mi hermano fue un hombre que murió a los 41 años; se dedicó a la Medicina y cuando obtuvo el título de médico, no quería ejercerla porque más le gustaba trabajar en laboratorio. Según sus compañeros y profesores, él era un hombre de ciencia. Yo les contaré una anécdota que me sucedió, poco después de fallecido mi hermano, estando yo en una reunión social, donde había un grupo de caballeros y uno me miraba mucho; llegó un momento en que este señor se me acercó y me dijo: ¿Ud. es hermano de Julio Pons Muzzo?, sí señor, le respondí; pues sepa Ud. que su hermano fue un hombre de ciencia. Luego se retiró, pero dejándome clavado en el piso por la emoción. Fue el mejor elogio que en mi vida yo he recibido de mi hermano”.
Con motivo de los 30 años de su fallecimiento nuestro padre reunió las investigaciones de mi tío Julio y los publicó conjuntamente con mis tíos Alfonso y Gastón en un tomo titulado Trabajos Científicos y lo obsequiaron a las instituciones y bibliotecas dedicadas a esta ciencia.
La fundación del Colegio no tuvo otro propósito que el de afirmar en la conciencia de los educandos una formación moral con ideales nobles y patrióticos. Funcionó con el primer ciclo de Educación Secundaria y la autorización respectiva les fue concedida por Resolución Ministerial No 4827 de 25 de abril de ese año. En 1959 se autorizó el funcionamiento del segundo ciclo de Educación Secundaria, por Resolución Ministerial N» 9179 de 6 de julio de ese año. Con ello quedó completo el Colegio.
En 1957, renuncia a la docencia oficial para dedicarse a la investigación histórica y al San Julián, asumiendo su dirección y consagrándose desde entonces al colegio como su Director durante veinte años, continuando hasta inicios del nuevo siglo como Promotor. En 1960 el profesor Hernández se separó de la sociedad, falleciendo pocos años después en un lamentable accidente de tránsito. En cada aniversario del Colegio nuestro padre siempre recordaba a sus buenos y antiguos amigos rindiéndoles siempre un emocionado homenaje.
También agradeció mucho la colaboración de sus hermanas Elsa y Marta quienes trabajaron en la tesorería del colegio desde su fundación, así como la de nuestro hermano Gustavo quien fue allí profesor de Geografía y también director de la tarde y administrativo, y a nuestra hermana Aurea, quien apoyó en labores administrativas.
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Visita del Cardenal Juan Landázuri Ricketts al Colegio San Julián. A su lado el Doctor Pons Muzzo.
En 1962 adquirió la propiedad de la casona aceptando un generoso ofrecimiento de venta que le hicieron los señores Maúrtua Castañeda, con excelentes plazos de pago, y lo hizo con el producto de los derechos de autor de los Textos de Historia del Perú que entonces editaba con tanto éxito.
Sobre este asunto había contado en 1983: “En 1968 impulsados por un sincero ideal de dejar en Barranco un colegio completo en un local adecuado, con todas las facilidades necesarias de funcionamiento, iniciamos la construcción del nuevo local con planos elaborados por el arquitecto Manuel Llanos John, corriendo la construcción a cargo del Ing. Augusto Llanos John. Lamentablemente la política educativa poco grata a los colegios particulares desarrollada en la primera fase del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada y a la enseñanza de la Historia del Perú, nos puso en condiciones de no poder continuar con la construcción del nuevo edificio”.
Efectivamente, “… durante el Gobierno Revolucionario del Sr. Velasco vino una ofensiva tremenda contra los Colegios Particulares y contra la enseñanza de la Historia del Perú, que se quiso tergiversar y mezclar con la Historia Universal, y querían que los autores mintiéramos alterando la Historia del Perú, a lo cual yo me negué. Entonces durante cuatro años dejé de sacar mis libros, lo que significó para mí un gran derrumbe económico, porque sacrifiqué mi bolsillo, pero defendí mi ideal de no prestarme para que la historia fuera usada con un sentido político. Por ello, no pude seguir la construcción del nuevo local y ahora es muy difícil”, terminaba diciendo.
El San Julián tuvo su “Himno del Colegio” debido al profesor y compositor Don Manuel Avalos, autor de la letra y la música, y por una feliz iniciativa del alumno Eduardo Martín Masseu que cursaba estudios en 1960. No podemos dejar de mencionar que el colegio fue un colegio ganador y ejemplo de los colegios en Barranco y en Lima. Obtuvo muchas veces el “Gallardete Militar” porque sus alumnos marchaban firmemente en los desfiles como verdaderos patriotas y se distinguía por su disciplina, buena enseñanza y el amor al Perú. Recordamos que todos los lunes, en el patio, nuestro padre dirigía la ceremonia en la que todos los miembros sanjulianos entonaban el Himno Nacional y con la mano en el pecho los alumnos inflamados cantaban el coro y la estrofa verdadera y también cantaban, por supuesto, con honda emoción el “Himno del Colegio”. Por supuesto que en el San Julián no se cantaba esa estrofa apócrifa y denigrante del “Largo tiempo…” porque nuestro padre siempre repetía que no la había escrito el autor de la letra del Himno, don José De La Torre Ugarte y que además era ilegal.
Lamentablemente, el San Julián tuvo que cerrar sus puertas a los 49 años de fundado, en el 2004, egresando durante ese periodo 45 promociones.
Sin embargo, a través del tiempo transcurrido, desde que se fundó este centro educativo, mi padre y nosotros hemos podido comprobar con gran satisfacción lo obra fecunda que ha realizado en beneficio de la niñez y juventud del tradicional e histórico distrito de Barranco. Hoy, son miles sus exalumnos que lo recuerdan y reconocen como un gran maestro, amigo y consejero y sobre todo sienten en sus corazones ese amor por el Perú aprendido a través de sus libros, su obra y su afable personalidad.
Nuestro padre decía que los integrantes de la comunidad educativa del San Julián se sentían “Orgullosos y satisfechos de que la fecha de reconocimiento oficial de nuestro Colegio coincida con la celebración de la semana barranquina, y con la de 30 de octubre de 1901, cuando por Ley del Congreso, la apacible Villa de Barranco fue elevada a la categoría de ciudad. Pertenecemos pues al mes de octubre, mes del Señor de los Milagros, mes de la Gloria de don Miguel Grau.”